Erica se quedo perpleja, era
demasiada información para tampoco tiempo. Hace apenas unas horas pensaba en
como le daría aquella clase de historia a Oliver...Oliver... ¿Que será de el?
Seguro que está jugando al fútbol como todas las tardes de los miércoles, por
que..¿Era miércoles no? ¿Cuánto había estado inconsciente? De repente sintió
que se mareaba y se sujetó a la pared con cuidado. La mujer la observó
detenidamente, pero no dijo nada, simplemente ando hacia la puerta y la abrió
dándole paso. Érica ando lentamente y salió al exterior. Lejos de lo que ella
pensaba, el exterior era el de una ciudad normal. Recordaba un poco a las
grandes urbes como Nueva York o...
-Chicago- susurró Érica.
La mujer hizo un leve gesto
de asentimiento con la cabeza. Érica se miró a si misma con la túnica e intento
esconderse. Cuando su acompañante se dio cuenta le dijo:
- Nadie sabe que llevas una
túnica. A los ojos de la gente normal vas vestida como uno de ellos.
Sintiéndose un poco estúpida,
Érica salió de su escondite y volvió al lado de la chica. Anduvieron largo
rato. En la calle la gente ni las miraba, cada uno tenía una historia, unos con
el móvil, otros con el periódico...la joven observaba todo con interés hasta
llegar a un edificio de aspecto solemne. Le recordaba a una antigua biblioteca.
Cuando entraron, los recibió un hombre ataviado con la misma túnica que la
mujer. Intercambiaron unos susurros mirándola, se sentía el centro de atención
y eso no le gustaba.
El hombre les condujo por
amplias galerías de columnas de mármol, decoradas ricamente por figuras y
pinturas. Érica conocía algunas de ellas, pero otras eran extrañas: un hombre
era devorado por una serpiente, un gigante se comía un humano... Un escalofrío
recorrió su cuerpo, pero intentó mantener la compostura. El hombre abrió unas
grandes puertas de madera de roble y miró hacia el interior. En ese momento su
vida cambió para siempre.
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